El Diario Nica

90 años de la inmortalidad del general Sandino

Fuente: Web

Sandino, símbolo de lucha inclaudicable de los nicaragüenses.

Se cumplen 90 años del paso a la inmortalidad del general Augusto C. Sandino, quien defendió la patria y fue sobre todo un antimperialista y un luchador por la Soberanìa de su país y por la justicia social. Estuvo vinculado a movimientos y líderes latinoamericanos revolucionarios y de izquierda, con gran influencia de la Revolución Mexicana, de carácter agrarista y nacionalista, etc. Se relacionó fraternalmente con el reconocido comunista salvadoreño Farabundo Martí, y con sus contactos con otros movimientos y partidos del continente. Sin embargo, también expresó diferencias ideológicas con Farabundo Martí.

Augusto Sandino, fue un líder de la resistencia nicaragüense contra el ejército de ocupación estadounidense en Nicaragua. Su lucha guerrillera logró que las tropas de los Estados Unidos salieran del país, no sin antes crear la Guardia Nacional y poner a su frente al general Anastasio Somoza García quien, a traición, acabaría ordenando asesinar a Sandino por órdenes de la Embajada norteamericana.

El General de Hombres Libres aparece en el escenario político y militar de Nicaragua, con un liderazgo sólido y enigmático que eclipsó al zoológico político y partidario de la época. Sandino peleó sus primeras batallas desde las contradicciones liberales y por las mismas trascendió a los planos del más correcto ideal y en vez de rendirse, de vender su fusil y acomodarse por los halagos que le hicieron, comenzó una resistencia estoica con la semilla de treinta hombres que fueron la base de lo que más tarde fue aquel ejército loco, aquel Ejército Defensor de la Soberanía Nacional que humillo a los marines que creyeron ser el ejército más poderoso del planeta. 

«El General de Hombres Libres». Augusto C. Sandino

Nicaragua conmemora este 21 de febrero, el magnicidio de mayor impacto en la historia de Nicaragua en materia de dignidad nacional. En 1934 quien fuera distinguido como General de Hombres Libres por sus hombres era asesinado a mano de la monstruosa creación imperial de lo que fue la prolongada dictadura dinástica. Ese día y ese año, el fundador de aquel aterrorizante y naciente régimen, Anastasio Somoza García, ordenaba la ejecución de Augusto Calderón Sandino, el fecundo gigante del altivo nacionalismo que corre por las venas de la inmensa mayoría de los nicaragüenses y que se extiende por nuestra américa como un referente de la dignidad latinoamericana contra el ofensivo y decadente imperio norteamericano.

Sandino, como jefe director de la Guardia Nacional, Somoza planeó el asesinato del general Sandino, firmando un documento con 14 miembros de la Guardia Nacional.

En la noche del 21 de febrero de 1934, Sandino, en compañía de su padre, Gregorio Sandino, el escritor Sofonías Salvatierra (ministro de Agricultura de Sacasa) y sus lugartenientes generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, acudían a una cena en La Loma invitados por el presidente Juan Bautista Sacasa –tío político de Somoza–. A la salida de dicho evento, el coche en el que viajaban fue detenido frente al cuartel y cárcel de El Hormiguero (ahora, frente a su costado este, se encuentra el Campo de Marte) por un grupo de soldados encabezados por el coronel Delgadillo, disfrazado de cabo de guardia. Los detenidos pidieron que llamaran a Somoza, pero les respondieron que no podían localizarlo. Por otro lado, la hija de Sacasa, habiendo presenciado la detención, le comunicó a su padre sobre la misma, y Sacasa se puso en contacto con la embajada de EE. UU. para intentar impedir el asesinato. Los guardias ingresaron en dicha prisión a don Gregorio Sandino (padre de Sandino) y a don Sofonías Salvatierra, mientras que Sandino y sus generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, fueron conducidos a un predio baldío, conocido como La Calavera, en las afueras de la ciudad (hoy barrio Larreynaga). A las 11:00 p. m., delante de una fosa común previamente excavada y a la señal de Delgadillo, el batallón que custodiaba a los prisioneros abrió fuego, asesinando a los tres con fusiles Springfield 1903 estadounidenses, calibre 7.62 × 63 mm y subfusiles Thompson estadounidenses de 11.43 mm. Según testimonio de Salvatierra, al oír los disparos de un pelotón de fusilamiento, Gregorio Sandino dijo: «Ya los están matando. Siempre será verdad que el que se mete a redentor, muere crucificado.​

Antes de enterrarlos, se llevaron los cadáveres para que Somoza los viera personalmente. Mientras, él se encontraba en un recital poético en el Campo de Marte, hecho por la poetisa peruana Zoila Rosa Cárdenas, que recitó poemas del nicaragüense Rubén Darío.

Esa misma noche, la Guardia Nacional asalta la casa de Don Sofonías Salvatierra (hoy todavía en pie), muriendo un niño y logrando escapar el coronel Santos López abriéndose paso a balazos y, posteriormente, huyendo hacia Honduras. El cadáver de este niño, así como los de los tres generales del EDSN (incluyendo a Sandino), y el del hermano de este último, Sócrates Sandino, muerto en un enfrentamiento con efectivos de la Guardia Nacional, fueron enterrados en la fosa antes mencionada.

Al día siguiente (22 de febrero de 1934) la Guardia Nacional destruyó la cooperativa que Sandino había establecido en el poblado de Wiwilí, matando o haciendo prisioneros a sus integrantes. Dos años después, Anastasio Somoza García –quien llegó a afirmar que recibió las órdenes del asesinato de Sandino del embajador estadounidense Arthur Bliss Lane– se haría con el poder del país, derrocando para ello al presidente Sacasa, quien era su tío político.

la casa museo del General Sandino, está ubicada en el casco urbano del municipio de Niquinohomo que dista a unos 40 kilómetros de Managua, para conocer un poco más de las pertenencias de la familia niquinohomeña.

En 1944, diez años después del asesinato de Sandino, los restos que habían sido enterrados en la fosa de La Calavera fueron exhumados y llevados cerca del costado sur de la laguna de Tiscapa para ser quemados, tirando luego sus cenizas al lago Xolotlán. Esto ocurrió debido a las protestas estudiantiles de la Universidad Central de Managua que sucedieron ese año, contra la reelección de Somoza a la presidencia.

La importancia histórica de Sandino, va más allá de los acontecimientos históricos de Nicaragua e incluso de los de su propia región. Las condiciones históricas, la ubicación geográfica, la idealidad política y el éxito militar sobre los que nació, se fortaleció y ganó su proyecto independentista, ponen fuertes banderas a las teorías político-militares con las que se analizan los acontecimientos y a la fuerza de las cuales se atribuyen adjetivos y nombres. No sólo para Nicaragua, sino para América en general, la historia tiene en Sandino un parteaguas, un antes y un después.

Sin duda que la gesta libertaria y el legado del general Augusto C. Sandino, suscitó la admiración de muchos intelectuales contemporáneos y posteriores, tanto en Hispanoamérica como en el resto del mundo. Particularmente en Latinoamérica en donde su figura se erige como ejemplo inclaudicable de la lucha por la independencia y autodeterminación de los pueblos.

Augusto C. Sandino, es una huella grabada para la posteridad en el pensamiento de quienes por amar la libertad luchan contra todo símbolo externo que pretenda avasallarnos desde prácticas interventoras en asuntos que por no ser de su competencia y jurisdicción tratan de imponer sistemas fundamentados en la soberbia imperial que ya antes fue expulsada de Nicaragua y además vencida por el ejército loco de aquel General de Hombres Libres que hizo morder el polvo de nuestras agrestes montañas al gringo y al yanqui invasor.

Sandino fue la respuesta, la luz para las aspiraciones populares contra el entreguismo vende patria de los políticos tradicionales de la época y la dominación que por más de 20 años había ejercido el imperialismo yanqui en nuestra patria