Estados Unidos está revisando sus sanciones tras la embestida bolivariana contra la oposición.
El Gobierno de España continúa con su estrategia de mejorar la imagen de la revolución bolivariana. En su intervención ante la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, reiteró su propuesta de reconsiderar las sanciones europeas contra Venezuela.
Esto, a pesar del golpe judicial aplicado por el gobierno de Nicolás Maduro, que confirmó la inhabilitación de la candidata opositora, María Corina Machado, para las elecciones presidenciales.
«Lo que planteamos, con lógica y coherencia, y reitero mi posición, es que la Unión Europea (UE) no puede obviar algo que no es un objetivo en sí mismo, sino un medio, y que debe ser revisado», explicó Albares en respuesta a la pregunta de Carlos Floriano, portavoz del Partido Popular en la Comisión.
Estados Unidos, que alivió sus sanciones energéticas contra la revolución y aceptó un intercambio de prisioneros, anunció el sábado que está reconsiderando estas medidas tras la ofensiva bolivariana, que incluye la detención de cinco miembros de Vente Venezuela, el partido de Machado, falsamente acusados de participar en una conspiración militar.
A pesar de la decisión significativa del chavismo, catalogada por la Organización de Estados Americanos (OEA) como la «aniquilación» de las elecciones libres, Albares expresó una discreta desaprobación: «No amplía el pluralismo, no se alinea con lo que nos gustaría presenciar».
Las declaraciones de Albares contrastan con el comunicado emitido horas antes por Josep Borrell, alto representante de la UE para la Política Exterior, quien resaltó que la inhabilitación de Machado y del ex candidato presidencial Henrique Capriles «mina» la democracia y el Estado de Derecho. «La UE muestra una profunda preocupación por los recientes sucesos en Venezuela y la confirmación por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de la inhabilitación de los líderes políticos de la oposición».
Borrell deja una puerta abierta al expresar su «satisfacción» por el hecho de que ambas partes continúen en el proceso de negociación, que está delineado por el Acuerdo de Barbados.