Una instalación penitenciaria destinada a reclusos de alta peligrosidad.
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha propuesto un nuevo enfoque para abordar la creciente violencia en el país centroamericano, confinar a cientos de delincuentes peligrosos en una isla.
La isla de Cisne forma parte de un conjunto de islas en el mar Caribe, situado aproximadamente a 330 kilómetros del punto más cercano de tierra firme. Se planea erigir una prisión de alta seguridad en este lugar, generando preocupaciones por los posibles efectos negativos en el medio ambiente.
La prisión tendría capacidad para albergar a aproximadamente dos mil reclusos, quienes serían los líderes de las maras y pandillas que generan temor en la nación.
En la Isla del Cisne opera desde hace varios años un modesto centro de vigilancia de las Fuerzas Armadas de Honduras, aunque carece de una infraestructura considerable.
El gremio de biólogos hondureños ha manifestado su objeción a la construcción de la instalación penitenciaria, ya que estiman que causará un deterioro significativo al ecosistema, a las especies y a las características biológicas de la región.
La determinación por parte del gobierno central ya está tomada, y el procedimiento administrativo para la construcción ya ha comenzado. La isla del Cisne albergará a cientos de individuos considerados de alta peligrosidad.