Pidió la aprobación de un acuerdo con Washington.
El mandatario ecuatoriano, Daniel Noboa, anunció el lunes que anticipa recibir apoyo de Estados Unidos en forma de armamento, tecnología y entrenamiento para hacer frente a las organizaciones criminales que han desencadenado una preocupante espiral de violencia en las últimas semanas.
En las próximas horas, las principales autoridades ecuatorianas recibirán a una delegación estadounidense encabezada por el asesor presidencial Especial para las Américas, Christopher Dodd, la general del Ejército Laura Richardson y el subsecretario adjunto de la Oficina de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley, Christopher Landberg.
stados Unidos y el mundo han observado los acontecimientos en Ecuador y comprenden la importancia de proteger al país», expresó Noboa en una entrevista con Teleamazonas. Afirmó que Ecuador «ha adquirido un papel crucial en la estructura y rutas de estos grupos narcoterroristas”.
En relación al respaldo estadounidense, Noboa destacó que, de manera simultánea, Ecuador requiere «algo fundamental: la reestructuración de la deuda externa… para evitar estar financieramente asfixiados mientras enfrentamos esta batalla».
Desde principios de 2021, grupos del crimen organizado vinculados al narcotráfico han desatado una ola de inseguridad, caracterizada por muertes violentas, extorsiones, secuestros y frecuentes motines en las cárceles. La situación alcanzó un nuevo nivel la semana pasada cuando individuos encapuchados, armados y con explosivos, tomaron un canal de televisión, hecho que fue transmitido en vivo.
Pocos días atrás, Adolfo Macías, conocido como Fito y líder de la principal organización criminal del país, Los Choneros, desapareció de una prisión en Guayaquil. Posteriormente, otro líder regional de una banda, Fabricio Pico, también logró escapar y hasta ahora no ha sido ubicado.
Después de estos acontecimientos, Noboa proclamó el estado de conflicto bélico interno con el propósito de hacer frente a la creciente violencia delictiva, contando con el respaldo de fuerzas conjuntas de militares y policías que han reforzado su presencia en las calles.
«Nos encontramos en un conflicto y hemos logrado detener lo que era una avalancha de violencia y destrucción», afirmó el presidente ecuatoriano, resaltando que los indicadores de muertes violentas y criminalidad han experimentado una drástica reducción.
El gobierno aguarda la aprobación de una ley de extinción de dominio por parte de la Asamblea, con el fin de utilizar los bienes y recursos financieros de los grupos criminales en la lucha contra la delincuencia.
Adicionalmente, la aprobación de un nuevo acuerdo con Estados Unidos para facilitar la lucha contra los grupos que el gobierno categoriza como narcoterroristas está pendiente de la autorización de la Corte Constitucional.
Noboa reiteró la propuesta de desocupar espacios en las cárceles a través de la repatriación de alrededor de 1,500 presos, en su mayoría provenientes de Colombia y Perú. Aseguró que está en contacto con los gobiernos de esos países para llevar a cabo esta iniciativa. Además, confirmó su plan de construir dos nuevas instalaciones carcelarias.
Para afrontar la situación de conflicto, el presidente indicó que está preparado para implementar recortes de 1.000 millones de dólares en la estructura estatal, enfocándose especialmente en reducir los gastos administrativos y el personal, ya que «el Estado necesita ajustarse el cinturón y hacer un sacrificio esencial».
Noboa también comunicó la implementación de una «semaforización» para el toque de queda, el cual está en vigor en el país desde el 8 de enero pasado.
Durante la entrevista, el presidente adelantó que esta noche dará a conocer la medida mediante la cual los cantones contarán con horarios variados de toque de queda y regulaciones diferentes.
Esta medida respalda la reactivación económica, ya que, de lo contrario, no solo afectaría al sector turístico sino también golpearía al pequeño empresario, al emprendedor y, en última instancia, a la economía en su conjunto, subrayó.
«No podemos permitir que estos grupos narcoterroristas destruyan nuestro estilo de vida y nuestras actividades diarias».