Un nuevo destino a conocer y con una gran travesía para emprender.
Un maravillo destino ubicado en la comunidad Las Trojas, en el cual puedes apreciar la increíble formación rocosa, y amplia vista panorámica, que ofrece el municipio de Santa María, en Nueva Segovia.
Un cañón, con características similares al del ya famoso Cañón de Somoto, es la mejor noticia para los amantes de la naturaleza y el turismo de aventuras extremas.
Mide más de mil metros de largo, ubicado entre las comunidades de Las Trojas y Aguas Calientes, a 6 kilómetros al norte de Santa María, municipio fronterizo con Honduras.
Con rica gastronomía, guías locales, con miradores naturales para los turistas.
El Tour por el cañón
El recorrido del recién establecido corredor turístico de Santa María comienza en la quebrada Las Trojas, ubicada a una distancia de 4 kilómetros del centro urbano del municipio. El acceso a esta área se realiza a través de una trocha que requiere un vehículo de doble tracción debido a la irregularidad del camino. Es posible estacionar el vehículo en las proximidades de la quebrada.
En las inmediaciones de esta quebrada pedregosa y casi siempre seca, en la parte media de un cerro, se halla la Cueva del Duende, de acuerdo con la leyenda local, un lugar donde solía aparecer un duende vestido de color rojo. Esta diminuta gruta se ha formado a partir de un conjunto de peñascos que descendieron y se quedaron en la ladera, creando una cavidad que sirve como refugio para numerosos murciélagos. Además, en su interior se pueden observar varios petroglifos, mudos testigos de la presencia indígena en la región.
Después, se asciende por un costado de la montaña colindante para llegar al cerro Las Arañas, que se presume fue un antiguo cementerio y centro ceremonial aborigen. En este lugar, aún se conservan vestigios visibles de fragmentos de tiestos de cerámica precolombina. Desde la cima, el viento sopla fresco e invita a disfrutar de una vista panorámica única, que abarca la visión del Río Poteca a lo lejos, al otro lado de la frontera entre Nicaragua y Honduras, así como el cañón a los pies. La vegetación predominante en este entorno incluye cactus, orquídeas, zarzas y otros arbustos.
A continuación, desciende por un área de praderas autóctonas hasta alcanzar el borde del cañón, y con cierta dificultad, se llega hasta el fondo del mismo. A partir de este punto, el aventurero debe emplear todas sus energías para superar las pequeñas cascadas y atravesar a nado las gélidas pozas que conducen hasta la «garganta», donde prácticamente se encuentran los dos impresionantes farallones que dan nombre a este cañón: Cerros Pegados. Llegar hasta aquí requiere la asistencia de guías equipados con arneses y cuerdas especiales para escalar las elevadas paredes rocosas y las enormes formaciones de granito y basalto a lo largo de todo el trayecto. En una sección muy apartada se encuentra una poza de aguas cristalinas conocida como la «Poza de los sacrificios», donde, según la tradición, los indígenas realizaban ofrendas y sacrificios en honor a sus dioses.
Explorar este cañón es una experiencia emocionante. se puede hacer rapel, alpinismo y caminatas por sus superficies accidentadas, además de apreciar las caprichosas y espectaculares formaciones rocosas a través de las que corre un riachuelo.