La novena es un rezo tradicional en honor a la Inmaculada Concepción de María, congregando a numerosos grupos de personas en templos y casas particulares durante nueve días consecutivos para rezar y entonar cantos en honor a la Purísima Concepción, culminando el 7 de diciembre con la celebración de la Gritería.
La Gritería es la mayor manifestación religiosa de Nicaragua; esta festividad en honor a la Purísima e Inmaculada Concepción de María se celebra la noche del 7 de diciembre, víspera de la fiesta católica de la Inmaculada Concepción de María. La ciudad de León tiene el honor de ser considerada la cuna de este patrimonio cultural inmaterial que ha trascendido las fronteras del país.
La denominación de Gritería, se debe a que el 7 de diciembre, la gente del pueblo va por las calles gritando: ¿Quién causa tanta alegría? Otros responden: «La Concepción de María». Esas expresiones se dicen con voz fuerte mientras los devotos recorren las calles y visitan diferentes altares erigidos en honor a la Virgen María, ya sea en templos o casas particulares. Durante este recorrido, se llevan a cabo rezos, cánticos y la quema de pólvora, incluyendo cohetes y juegos pirotécnicos. Los habitantes de las casas reciben a los devotos con un brindis, conocido popularmente como la gorra.
Los misioneros españoles, especialmente los franciscanos, trajeron a América la devoción por la Virgen María y su Inmaculada Concepción. El origen de la novena en Nicaragua se remonta al año 1742 y surgió en la iglesia de San Francisco de la ciudad de León. El 7 de diciembre de 1857, monseñor Gordiano Carranza, desde el atrio de la iglesia de San Felipe, también en León, animó al pueblo a visitar casa por casa y a levantar sus propios altares, rezar, cantar y gritar a la Virgen. Desde León, la celebración se extendió a Masaya, Managua y Granada, convirtiéndose así en la fiesta religiosa y folklórica más importante de Nicaragua.
La gorra es el brindis que reciben los devotos y consiste tradicionalmente en dulces típicos preparados para la ocasión, como gofios de pinolillo, cajetas de coco, de leche, de zapoyol, leche de burra, coyolitos, huevos chimbos, etc. También se incluyen frutas como limones y naranjas dulces, trozos de caña de azúcar, bananos, platillos típicos como el nacatamal, vigorón, indio viejo, bebidas típicas como chicha de maíz, chicha de cohombro, el compuesto (ponche de frutas con una porción de ron) y cacao con leche, así como postres típicos y juguetes tradicionales.
Desde la década de los 80 del siglo XX, se ha generalizado que la gorra esté compuesta por artículos de uso cotidiano, como cajetillas de fósforos, encendedores, lápices de colores, ropa (camisetas) y juguetes para niños; o bien, de productos de consumo como arroz, frijol y azúcar.
Existen muchos cantos dedicados a La Purísima, de los cuales cuatro fueron compuestos y musicalizados por el músico Alejandro Vega Matus de Masaya, estos son los siguientes: Salve Azucena Divina, Por eso el cristianismo, Tu gloria, tu gloria, Toda Hermosa Eres María. Los cantos han sido, son y serán siempre los mismos que se cantaron cuando la Inmaculada llegó al pueblecito de El Viejo Dulces Himnos, Oh Virgen de Concepción, Salve, salve, cantando a María, Sagrada reina del cielo, Con dulces acentos, Salve, Virgen Bella, Sale al mundo con grata sonrisa, Del cielo ha bajado, Adiós Reina del Cielo, entre otras.
La erupción del volcán Cerro Negro en julio de 1947 originó la «Gritería de Penitencia» o Gritería Chiquita. Esta es una celebración anual para cumplir una promesa hecha por el Obispo Isidro Augusto Oviedo y Reyes a la Virgen María, buscando su protección durante la violenta erupción del volcán. La erupción cesó después de una procesión de la Virgen desde la ciudad de León hacia el volcán, y desde entonces, cada 14 de agosto (víspera de la fiesta de La Asunción de La Bendita Virgen María), se celebra esta fiesta religiosa popular característica de la ciudad de León.