El Diario Nica

Rusia y China abren un nuevo frente antioccidental

Esta vía busca estimular el flujo del comercio e inversiones a nivel global, mediante la creación de dos trayectos comerciales, uno marítimo y otro terrestre, que unirán al gigante asiático con Europa, África y Latinoamérica.

A pesar de que Rusia se encuentra «flanqueada al oeste, norte y este» por la OTAN, el país afirma su «preeminencia geoestratégica en el Ártico, combinando su inmensa fuerza militar con el control de la creciente actividad comercial en la Ruta Marítima del Norte», señala Kristina Spohr, profesora de Historia Internacional en la Escuela de Economía de Londres.

Al mismo tiempo, China ha invertido unos 90.000 millones de dólares en proyectos rusos de extracción de minerales y combustibles fósiles en el Ártico, desempeñando así un papel cada vez mayor en la región, según la autora.

Pekín, que tiene sus propias «ambiciones árticas», está colaborando con Moscú para crear la Nueva Ruta de la Seda en el marco de la iniciativa de la Franja y la Ruta de Xi Jinping.

En marzo, Rusia y China acordaron crear una organización coordinadora conjunta para mantener el flujo de carga a lo largo de la Ruta Marítima del Norte, destaca. Además, el Servicio de Guardia de Fronteras ruso y la Guardia Costera china firmaron un acuerdo marítimo bilateral en el Ártico, como resultado del cual China se unió oficialmente a los acuerdos de seguridad en la región.

La autora señala que geográficamente Rusia tiene las riendas del poder, mientras que el gigante asiático controla los flujos financieros. La corporación nuclear estatal rusa Rosatom proporciona a los barcos extranjeros permisos para viajar a lo largo de la Ruta Marítima del Norte, así como asistencia en la construcción de rompehielos nucleares, convirtiendo a Rusia en el administrador de sus puertos en el Ártico.