Ha recibido póstumamente los títulos de Héroe Nacional de Nicaragua y comandante en jefe de la Revolución Popular Sandinista.
Carlos Alberto Fonseca Amador (1936–1976) fue un profesor, político y revolucionario nicaragüense, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), junto a Santos López, Silvio Mayorga, Faustino Ruiz, Tomás Borge Martínez, Noel Guerrero Santiago, Bayardo Altamirano López, entre otros.
Carlos Fonseca, cae en combate, en medio de torrencial aguacero que no amainaba, la noche del 8 de noviembre de 1976, en el entorno conocido como Boca de Piedra situado al pie de Cerro Zinica en la comarca de mismo nombre en el municipio de Waslala, entre Waslala y Siuna, en el departamento de Zelaya en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte de Nicaragua.
Testigos presenciales, indican que Carlos Fonseca fue asesinado después de haber sido capturado. Su cadáver fue mutilado para mandar sus manos a Managua para la identificación. Su muerte fue un acicate para gestar la unidad de las tendencias sandinistas.
En 1979 sus restos fueron exhumados en la montaña y depositados, durante una ceremonia solemne en la que participaron más de 100.000 personas, en el mausoleo del Parque Central contiguo a la Plaza de la Revolución en Managua, junto a los restos del coronel Santos López.
Carlos es, sobre todo el estratega y constructor de una fuerza, de un contingente revolucionario que fue capaz de luchar de manera sostenida hasta conseguir la masiva incorporación del pueblo a la lucha y el triunfo revolucionario. Los que lo conocieron definen a Carlos como: Humilde, comunicativo, preocupado por los problemas de los demás, cuidadoso de los valores y del respeto a los seres humanos, incapaz de permitir privilegios para sí e intolerante con vicios que empañaban la conducta del militante sandinista.
De alguna manera era un místico. Carlos tuvo la lucidez de colocar tempranamente a Sandino como parte sustantiva de la nueva etapa de lucha que se abrió después del ajusticiamiento del tirano y del triunfo de la Revolución Cubana, su paciencia y terquedad para estudiar la propia historia.
El comandante Carlos, fue un hombre solidario que ayudaba a las personas sin recibir nada a cambio. Ese y otros valores me hicieron admirar al Carlos Fonseca joven y adulto. La historia nos cuenta y quienes lo conocieron que él era entregado al amor a su país. Sabemos que el comandante Carlos fue un eslabón muy importante en la alfabetización nacional.
El legado del comandante Carlos Fonseca, se vive en cada restitución de derechos, educación y salud gratuita, calles, deportes y erradicación de la pobreza.