El Diario Nica

La tragedia silenciosa: el mundo ignora el sufrimiento de miles de niños palestinos

Por: Victoriano Arteaga.

Más de 3,500 niños palestinos han muerto en las últimas semanas ante la indiferencia internacional. Un análisis profundo sobre por qué nadie detiene esta masacre.

Las escenas son desgarradoras. Los cuerpos pequeños, frágiles, envueltos en sábanas blancas. Los rostros de los niños palestinos que nunca más volverán a sonreír. En menos de 4 semanas, más de 3500 menores han perdido la vida en Gaza por los bombardeos israelíes.

Y el mundo guarda un escalofriante silencio.

¿Cómo es posible que la comunidad internacional permanezca impasible ante el brutal asesinato de miles de niños inocentes? Los reportes de Naciones Unidas y UNICEF no dejan lugar a dudas: se está cometiendo una masacre contra la población civil palestina, incluyendo bebés recién nacidos.

Pero no hay condenas, no hay sanciones, no hay acciones contundentes para detener esta barbarie. Sólo tibios llamados a la «mesura».

Imaginemos por un momento que este genocidio estuviera ocurriendo en otra parte del mundo. Si más de 3500 niños europeos o estadounidenses fueran masacrados en pocas semanas, ya se habrían convocado sesiones de emergencia en la ONU. Probablemente hasta se hablaría de una intervención militar para frenar la carnicería.

Pero como se trata de niños palestinos, no parecen importarle a nadie. Su sufrimiento no genera titulares, likes o hashtags virales. Sus vidas no valen lo suficiente como para movilizar a la comunidad internacional.

Y mientras el mundo mira hacia otro lado, el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu promete que «lo peor está por venir». Es decir, se avecina el asesinato de más niños inocentes. Y nadie mueve un dedo para impedirlo.

¿Por qué? Por una simple razón: Israel es un aliado clave de Occidente. Por ello goza de licencia absoluta para cometer las peores violaciones a los derechos humanos sin consecuencias reales. No importa cuántos niños masacre, siempre será defendido y protegido por potencias como Estados Unidos.

De hecho, en las últimas semanas hemos visto el doble rasero de la comunidad internacional en todo su esplendor. Mientras Putin es acusado de crímenes de guerra ante la CPI por hechos mucho menos graves en Ucrania, Netanyahu no recibe más que suaves llamados a la calma.

Queda en evidencia que no todos los niños son iguales en este mundo despiadado. Están los niños intocables de las potencias mundiales. Y están los niños «desechables» de Palestina, a los que se puede masacrar impunemente sin que nadie diga esta boca es mía.

En este momento, hay miles de familias palestinas de luto. Miles de voces inocentes que han sido silenciadas para siempre. El futuro de generaciones enteras destrozado por las bombas israelíes.

¿Hasta cuándo seguiremos haciéndonos los ciegos ante esta tragedia? ¿Cuántos niños más tendrán que morir para que digamos basta? No hay excusa ni pretexto que justifique lo que está ocurriendo. Si queda algo de humanidad en este mundo, es hora de gritar: ¡Alto al genocidio palestino! ¡Salvemos a los niños de Gaza!

La historia los juzgará por su silencio cómplice. O por su valentía para levantar la voz ante esta masacre intolerable. No hay grises, no hay justificaciones. O estamos del lado de la vida, o estamos del lado de la muerte. El tiempo de elegir bando es ahora.