El Diario Nica

“Sonido de libertad” o cómo manipular las buenas intenciones de la audiencia

La trama obviamente ha sido el tema polémico y de morbo que ha hecho que tanta gente quiera verla.

Para Nicaragua y el resto de Latinoamérica ya se estrenó la película Sonido de Libertad, y la crítica ya ha dejado ver su veredicto de la misma. Muchos la ponen como un filme que raya en la parte mediocre a nivel cinematográfico y otros lo ponen como apenas justificable en su duración.

Dependiendo de la paciencia e interés de cada uno, muchos la abandonarían a la quinta vez que su protagonista se toma cinco segundos y espera que se le llenen los ojos de lágrimas para empezar a hablar, o se cansarían de aguardar algo que se parezca a las esperables escenas de acción de una película de rescate”; expresa uno de los medios dedicado a crítica de cine, Micropsia.

Una de las escenas de la Pelicula, Sonido de Libertad

Sin embargo, el éxito de Sonido de Libertad ha sido abrumador. Se calcula que costó alrededor de 15 millones de dólares y al día de hoy lleva recaudados solo en EE.UU. 175 millones y sin duda superará los 200 tan solo allí. A eso habrá que sumarle su circulación internacional, que probablemente le sume otros tantos millones.

Sonido de Libertad narra la obsesión de un agente de seguridad llamado Tim Ballard (interpretado por Jim Caviezel) por rescatar a niños secuestrados en América Latina por una red que se dedica a su tráfico con fines pornográficos y sexuales.

Una película estruendosamente burda y manipuladora que se ve lastrada por un ritmo errático, unos malos de pantomima y un exceso de tomas de Caviezel llorando lágrimas varoniles y temerosas de Dios”; expresa el medio Observer, de Inglaterra.

Sonido de Libertad es una especie de ambiciosa publicidad de Luchemos por la Vida, lo que sostiene su sentido no tiene nada que ver con el cine. Y Ballard es el infalible Cristo resucitado al que nada le sale mal.

Promediando los títulos del final habrá un mensaje a los espectadores de parte de Caviezel explicando, primero, la importancia del tema y luego mostrando un gigantesco QR en la pantalla para que la gente compre entradas y las regale –ese es el curioso modus operandi del proyecto– a otros potenciales espectadores.