La Taconuda es una de las leyendas más populares en Nicaragua y que causa mucho terror, en especial en las zonas cafetaleras del país.
Es una mujer de 7 pies de estatura, joven, pelo largo que le llega hasta la pantorrilla, delgada, zapatos de tacón altos y curvos, de cara seca, de ojos hondos labios pronunciados, pintados y risueños, chalina negra, bustos respingados, vestido blanco con un fajín de plata y hebilla cuadrada grande y un cintillo dorado en el pelo.
Antes de convertirse en un espanto, la taconuda era una joven muy linda y adinerada. Ella era hija de un cacique que era dueño de múltiples haciendas en la zona de Masaya; propiedades que fueron heredadas a la joven por ser hija única.
Se cuenta que Ana Sánchez, la joven, era pretendida por todos los hombres del pueblo, quienes hacían hasta lo imposible por llevarles regalos muy caros para que por fin ella les hiciera caso. Sin embargo, esto nunca pasó.
A la joven no le gustaban los hombres del poblado y como ya tenía mucho dinero, ningún esfuerzo era suficiente para impresionarla.
Una noche, dos hombres llegaron a su casa y la violentaron, destrozándole el rostro con botellas rotas. Mucha gente asumió que eran pretendientes cansados de ser despreciados por la joven.
Debido a este criminal acto perpetuado, el rostro de la joven quedo muy mal. No obstante, ella decidió seguir su vida sola. Al salir a la calle, tenía un porte elegante, pero siempre cubría su rostro con una chalina.
Pero esta situación la angustiaba mucho, la hacía llorar todas las noches hasta que tomó una drástica decisión. La joven Ana invocó a Satanás, a quien le pidió que hicieran un pacto.
Ella le pidió que le devolviera su belleza, pero Satanás le dijo que ella tendría que dar cada fin de semana el alma de un hombre. Ante esa petición del demonio, la joven cerró el trato.
A partir de entonces, se observa a una hermosa mujer salir por los cafetales, cerca de las haciendas y fincas durante la noche. Los hombres, al observarla, son seducidos por esta entidad y se los lleva a una zona despoblada donde caen víctimas. Ahí es donde revela su verdadera identidad, volviéndose un remedo de huesoso, hediondo y escalofriante de una mujer.
Dicen que sale en los cafetales, en las cuchillas cerca de las haciendas que llevan por nombre Corinto y Las Mercedes. El encanto de ella es agarrar a los hombres y ponerlos locos, les sale a los capataces y los lleva a las curvas de los caminos, Algunos mueren, y a otros los adormece, y cuando despiertan están completamente desnudos y tontos; quienes despiertan hasta que su familia los encuentra.
Cuando la taconuda pasaba, dejaba un gran aroma de perfume y y su peculiar sonido, como una mujer utilizando tacones por eso la identificaban. Algunos aseguran escuchar su risa macabra entre los cafetales, cuando esto pasa algún hombre o capataz de alguna finca desaparece misteriosamente.