Una nueva ley que busca poner fin a la violencia armada.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha pedido al ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flávio Dino, que cierre todos los clubes de tiro del país, salvo los utilizados por las fuerzas de seguridad.
El presidente, defendió el nuevo decreto que restringe la circulación de armas en el país, publicado la semana pasada, asegurando que la anterior norma estaba hecha para complacer al crimen organizado, que fue impulsada por la administración anterior de su predecesor Jair Bolsonaro.
La liberación de armas por parte del gobierno anterior, fue para complacer al crimen organizado y a los que tienen dinero, porque el pobre y trabajador, no podía ni comprar comida y mucho menos un fusil.
El pasado viernes 21 de julio, Lula firmó un decreto que aumenta las restricciones a los civiles para acceder a armas y municiones.
Entre los principales cambios, se plantea reducir el acceso a armas y municiones tanto para civiles como los llamados CAC (cazadores, tiradores deportivos y coleccionistas). La orden limita a 2 armas por persona para la autodefensa, cuando antes podían tener hasta 4. Las limitaciones también afectan al tipo de calibres permitidos.
Asimismo, se decretó la migración progresiva de la fiscalización de cazadores, tiradores y recolectores de armas, desde el Comando del Ejército a la Policía Federal.
Lula, dice que los únicos establecimientos que permanecerán abiertos serán aquellos de la Policía Militar, Ejército y de la Policía Civil, porque una organización policial tiene que tener un lugar para entrenar el tiro.