El canciller ruso ha indicado que ante esta situación muchos países están buscando alternativas a la divisa estadounidense para evitar la influencia de EE.UU.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en el marco de una rueda de prensa tras una reunión con sus homólogos de los países del golfo Pérsico, que se ha celebrado este 10 de julio en Moscú, ha indicado que la actitud de EE.UU., país emisor de la principal divisa de reserva global, ha provocado la creciente desacreditación del dólar, lo que hace que muchas partes piensen en cómo reducir su dependencia de la moneda estadounidense.
Al día de hoy hay muchas iniciativas que van hacia una dirección semejante y esto tiene una explicación: el dólar como principal moneda de reserva se ha desacreditado gravemente a sí mismo, ha demostrado que no se puede confiar en él, ha demostrado que su país emisor, si de repente tiene ganas de castigar a alguien, sin pensarlo dos veces abusará de su posición.
«Por esta razón, por supuesto, muchos países están pensando en cómo evitar esa influencia, cómo reducir la dependencia de aquellos que prueban su posición geopolítica egoísta», ha explicado el ministro.
El jefe de la diplomacia rusa ha mencionado como ejemplo las iniciativas del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien «planteó considerar la posibilidad de crear hasta una moneda común para los países de América Latina y el Caribe» y también «propuso discutir este problema en su conjunto en el marco de la cumbre BRICS, que se realizará en agosto de este año bajo la presidencia de Sudáfrica». «Hay también otras ideas que van en esta dirección», ha agregado Lavrov.
«Un proceso saludable»
El ministro de Exteriores ruso ha dicho que el problema de la divisa de reserva global está siendo evaluado por muchos expertos y estos tienen puntos de vista variables con respecto a la creación de una moneda común o el establecimiento de unos centros de liquidación.
No obstante, todos los expertos que piensan en el futuro tienen el deseo claro de contribuir al desarrollo, si no con una moneda común, entonces con unos mecanismos de pago que protejan a todos los participantes en el proceso de la arbitrariedad de cualquier actor externo.