Biden endureció la situación, ante los masivos ingresos en la frontera sur del país, reforzó la seguridad con agentes y oficiales a lo largo de la línea de 3.200 kilómetros que comparten México y EE.UU., con 1.500 soldados añadidos a la presencia militar habitual, elevada a 4.000 efectivos para apoyar a la guardia fronteriza.
Las asociaciones defensoras de los derechos civiles estiman que sólo promueven el racismo y la xenofobia, cuando los estados del sur de EE.UU. buscan aplicar esas leyes.
Las horas estaban contadas hasta el pasado jueves 11 de mayo del 2023, cuando en una carrera contra el tiempo, llegó el minuto justo: las 11:59 p.m., hora del Este.
Tras la enorme cerca de metal y alambre de púa en Ciudad Juárez, México, decenas de latinoamericanos quedaron del otro lado del muro.
Atrás permaneció también su proyecto de vida, el sacrificio de venderlo todo antes de atravesar selvas, ríos y sufrir peligros inimaginables en desafío con la muerte. Así fue sobrevivir a los traficantes, enfrentar a grupos armados en una ruta y enfrentar otras adversidades, para pasar de América Latina al país del norte.
El mensaje emitido no llegó a Ciudad Juárez, no se escuchó en los países de donde parten miles de migrantes o no entienden de razones quienes están decididos a atravesar el río Bravo que separa a México de EE.UU. Aun así, la frontera de EE.UU. permanece cerrada a quienes intenten ingresar de manera irregular, individualmente o en caravana.