En la población de Sutiaba existe una de las leyendas interesante.
La gente mayor cuenta que en algún lugar de esa localidad hay un tesoro escondido.
Pero eso no es todo, lo que llamó poderosamente nuestra atención es que afirman que de vez en cuando el tesoro recorre las calles sigilosamente durante la noche. Este fenómeno ocurre únicamente dos veces al año:
La primera de ellas es en el tiempo de la Semana Mayor, en tanto que su segunda aparición ocurre ya en el mes de agosto.
Obviamente, no se trata de ningún cofre que flota, ni de un alma en pena que lleva pesados costales de dinero a sus espaldas, sino que se trata del legendario Punche de oro de Sutiaba.
Este cangrejo dorado sale de las profundidades del Océano Pacífico y nada hasta llegar a la puerta de la iglesia más importante de ese poblado. Ahí espera hasta que los primeros rayos del sol del Jueves Santo iluminan su metálica piel.
Hay algunas personas que han tratado de atrapar al Punche de oro, pues se cree que la persona que lo atrape podrá encontrar el sitio exacto en donde fue enterrado del tesoro y por tanto convertirse en un individuo inmensamente rico.
Desgraciadamente para todos los cazadores de fortunas, les tenemos una mala noticia y es que, como parte de estas leyendas nicaragüenses, no podemos dejar de mencionar que, de acuerdo a los relatos, quienes logran tocar al cangrejo, pierden el habla de manera inmediata al menos por una semana.
Otra versión de esta misma historia nos indica que el Punche es el alma de un viejo cacique, a quien el ejército español condenó a muerte, ahorcándolo en un palo de tamarindo.
Dicho árbol mítico permanece lleno de frutos los 365 días del año. No obstante, nadie puede probarlos, puesto que, si lo hacen, fallecen en ese mismo instante.