El Diario Nica

Las remesas alcanzan cifras récord en América Latina y el Caribe en 2022

América Latina estableció un nuevo récord en remesas en 2022, con un total de 142 844 millones de dólares recibidos, lo que representa un aumento del 11.6% con respecto al año anterior, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Aunque en términos porcentuales, el mayor aumento se registró en 2021, cuando las remesas crecieron un 25.9% en comparación con el año anterior.

México es el país que recibe la mayor cantidad de remesas, con un 41% del total, lo que equivale a 58 497 millones de dólares, 6 912 millones más que en 2021. El 96% de estas remesas proviene de mexicanos que trabajan en Estados Unidos, y representan el 4.0% del PIB del país.

En Centroamérica, las remesas representan el 27.2% del total, sumando 38 900 millones de dólares. Honduras es el país de la región que más depende de las remesas, ya que representan el 28.4% de su PIB, seguido de El Salvador con un 24.2% y Nicaragua con un 20.6%.

En Sudamérica, las remesas representan el 19.5% del total, con un monto de 27 483 millones de dólares en 2022. Los sudamericanos que trabajan en Estados Unidos envían el 48.3% de estas remesas, mientras que el 22.0% proviene de Europa y el 30.0% de otras regiones. Surinam es el país de la región que recibe el mayor porcentaje de remesas en relación a su PIB, con un 8.1%.

Finalmente, los países del Caribe recibieron el 12.4% del total de las remesas en la región, lo que equivale a 17 424 millones de dólares. Jamaica es el país de la región que más depende de las remesas, ya que representan el 21.4% de su PIB.

El crecimiento de las remesas en la región se ha relacionado directamente con la recuperación de la economía de Estados Unidos, que ha permitido contratar a más trabajadores migrantes. De hecho, el 80.9% de las remesas provienen de ese país. En resumen, las remesas siguen siendo un ingreso fundamental para millones de familias de la región y revelan la importancia que estas tienen para resolver los problemas económicos que viven.