Colombia es el segundo país con más líderes ecologistas víctimas de homicidio.
Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), dice que 712 líderes ecologistas fueron asesinados en Colombia desde la firma de los acuerdos de paz en 2016. Muchas veces el tratamiento que se le da a estos conflictos es la imposición violenta de intereses del capital sobre los de las comunidades.
En numerosas ocasiones, las regiones y países del mundo que cuentan con una valiosa fuente de riquezas naturales sufren también diversos problemas ambientales. Este escenario de usos irracionales de los recursos naturales y de deterioro ambiental podemos encontrarlo en Colombia, el segundo país del mundo que vive más conflictos ambientales en su día a día. Sin lugar a dudas, la pérdida de bosques, agua y biodiversidad pone en riesgo la seguridad del país latinoamericano.
La resistencia contra esos y otros proyectos es causa del asesinato de los líderes ambientales desde la firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la extinta guerrilla de las FARC, en 2016. De las víctimas, 364 eran indígenas y el resto campesinos, afrodescendientes y activistas ecologistas.
La actividad que genera el mayor número de conflictos es la minería, con cerca de 60, seguido por la agricultura industrial, el petróleo y la infraestructura. Otros ámbitos de conflictividad son la construcción de centrales hidroeléctricas, la deforestación para reconversión de tierras, la ganadería intensiva o la energía eólica.
Los conflictos afectan a distintos tipos de comunidades (población urbana, campesinado, comunidades indígenas, comunidades afrodescendientes, que son generados por diferentes tipos de empresas tanto como nacionales, extranjeras y mixtas.
Más de 160 conflictos socioambientales derivados de megaproyectos de minería, agroindustria e infraestructura existen actualmente en el país.
Se trata de proyectos que en gran medida van a contravía de los intereses de las comunidades locales y que han generado una violencia saldada con 712 líderes ambientales, más de la mitad de ellos indígenas.
La resistencia contra esos y otros proyectos es causa del asesinato de los líderes ambientales desde la firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la extinta guerrilla de las FARC, en 2016. De las víctimas, 364 eran indígenas y el resto campesinos, afrodescendientes y activistas ecologistas.