El Diario Nica

La nueva versión de la familia Addams supera Harry Potter

La temática, de la serie se centra en la versión original, en cómo ella y Pugsley con su hermano, eran enviados a un campamento de verano.

La versión de la familia de Charles Addams a la que más abiertamente remite la nueva serie de Netflix, una historia protagonizada en exclusiva los miércoles interpretada por Jenna Ortega.

Burton, nos ha demostrado que le presto mucha atención a  la película, porque aquí la reivindicación de la diferencia es constante, un poco al estilo jovial  a si mismo sin filo de Tim Burton y no con el devastador rencor de clase de Rudnick.

La serie tiene un enorme desafío ante sí,  sale moderadamente airosa, como el resto de los Addams, es un personaje de una pieza, inamovible, y es esa rotundidad lo que la hace graciosa.

Sin embargo, la serie consigue capear la funesta tentación manteniendo a miércoles como un personaje moderadamente enigmático hay flashbacks a su pasado, sí, pero ninguno para explicar por qué estamos ante una criatura adolescente tan demoledoramente siniestra.

Es decir Merlina ningún momento juega a que el espectador sienta compasión por su antiheroína y la serie esquiva con fortuna las tentaciones.

Por ejemplo, hay una fiesta de graduación que sale grotescamente mal Merlina se comporta exactamente como esperaríamos que se comportara una Addams, con una de las mejores frases de toda la serie, que no habría desentonado en las películas.

Además, Merlina no pierde, en sus mejores momentos, el trotón espíritu Addmas de apuntar y disparar a las piezas más rancias de la cutura pop.

Por ejemplo, el ambiente de «residencia para adolescentes especiales que se dividen en grupos enfrentados entre sí» recuerda inevitablemente a Harry Potter, pero la serie no se corta en lanzar unos cuantos dardos al componente inevitablemente rancio y

También gracias  a la estupenda composición de Jenna Ortega, que es capaz de desembarazarse del inmenso legado de Christina Ricci sin perderlo de vista, y llevar al personaje en una dirección distinta.

Ortega desborda el carisma necesario para que su Miércoles, esencialmente un surtidor de respuestas cortantes y macabras, tenga sentido como personaje más allá de eso, pero sin necesidad de reblandecerlo.