Es una historia inspiradora, que hace feliz a cualquier fanático del beisbol, y a cualquier ser humano en realidad.
Robert Suárez, pitcher venezolano dejó el béisbol de Japón en diciembre del 2021 para firmar un contrato con los Padres de San Diego y tener su primer acuerdo en las Grandes Ligas – MLB.
Suaréz, era trabajador de la construcción y pitcher semi-profesional en su país natal. En 2014 firmó con los Saraperos de Saltillo de la Liga Mexicana con marca de 5-0 con 23 salvamentos y una efectividad de 1.71 (9 ER, 47.1 IP) en 43 apariciones como relevista.
En 2015 firmó con Fukuoka SoftBank Hawks y se fue a jugar a Japón, con récord de 7-13, efectividad de 2.81, 68 salvados y un total de 209 ponches en 191 juegos.
En 2017, jugando con la selección de Venezuela, se rompió el codo en el Clásico Mundial de Beisbol donde su recta tenía una velocidad superior a las 90 millas por hora y se tuvo que someter a una “cirugía de Tommy John”.
Mientras se rehabilitada trabajó como guardia de seguridad de un supermercado. Quería cumplir su sueño de estar en las mayores. Gracias a su buen desempeño en Japón, en diciembre pasado los Padres de San Diego lo firmaron por dos temporadas y 11 millones de dólares, convirtiéndose en novato a los 31 años.
En su primer juego en las grandes ligas no pudo sacar ni un out, dio dos bases por bolas, luego lanzó un wild-pitch y le pegó a un bateador. A mitad de la temporada tuvo que someterse a una operación de rodillas. Se recuperó y terminó la temporada con muy buenos números.
El pasado miércoles 12 de octubre salió a lanzar contra los Dodgers, sacó dos innings cruciales lanzando a 100 millas por hora. Fue pieza clave en una victoria vital para su equipo, y todo el mundo en San Diego habla de él y de su ejemplo de superación personal.