El canciller nicaragüense exhortó a hacer valer el mundo de diálogo y paz, de justicia y solidaridad, pese a las diferencias de los países, para enriquecer los consensos.
Denis Moncada, canciller de Nicaragua, durante la Asamblea General de Naciones Unidas, dijo que es hora de acercar el derecho de los pueblos ante una ONU que represente a todos y que no se someta a los designios de ninguna potencia imperialista.
“Es hora de trascender el egoísmo que asesina, que mata a millones de seres humanos en el mundo, sometidos a la crueldad de la pobreza, y la pobreza extrema, por los bárbaros instintos de las fieras, las potencias, que buscan continuar y hasta perpetuar su dominio a expensas del hambre, la insalubridad, la destrucción climática, la ignorancia, la guerra, y todas las oscuranas derivadas del odio”. Informó el canciller Moncada.
Discurso íntegro del canciller Denis Moncada
Venimos a esta 77 Asamblea General de Naciones Unidas en momentos de extrema vulnerabilidad y peligro, que han puesto y siguen poniendo en riesgo la vida, en todos sus aspectos, en este mundo donde deberíamos unirnos para seguir enfrentando los grandes desafíos sociales, económicos, climáticos, culturales, de seguridad, que exponen cotidianamente a la familia humana.
Venimos y hablamos a nombre de un pueblo heroico, digno, soberano, libre, que, hermanado con tantos pueblos heroicos, dignos, soberanos y libres del planeta, hemos venido mostrando y ejerciendo nuestra dignidad y soberanía nacionales, enfrentados a lo largo de los siglos a la avaricia y la codicia colonial e imperial que desde Europa y el Norte de este continente herido, se ha ensañado, agrediendo, interviniendo, invadiendo, ocupando nuestras tierras sagradas.
De Nicaragua los invasores han salido expulsados y derrotados por la bravura del patriotismo nicaragüense. Nuestro coraje propio ha sido también inspirado por las grandes luchas libertarias, revolucionarias y evolucionarias, de admirables pueblos de este mundo.
En estos tiempos de descaradas y violentas prácticas codiciosas, ambiciosas, avariciosas, en la absurda pretensión política, y sus consabidas petulancias y farsas comunicacionales, de apoderarse de nuestras libertades, patrimonios naturales y culturales, e imponer, cuestión que no lograrán, una sociedad global gobernada y administrada por quienes han cometido y exhibido, con horrorosa y pasmosa frescura, su criminalidad y los saqueos más grandes de las riquezas de nuestra casa común.
El asalto, el atraco, la innoble y abominable depredación, el latrocinio y los genocidios desatados por los colonialistas e imperialistas de la Tierra, son los verdaderos crímenes, y ellos los verdaderos criminales de lesa humanidad. ¡Así lo denunciamos!
Al comparecer en este último día de sesiones de esta 77 Asamblea General, lo hacemos con la frente en alto y el pecho crecido de alientos libertarios, fraternales, solidarios, de justicia y paz duraderas, de soberanías e independencias que deben respetarse, y de carácter, mucho carácter, mucho temple, mucho corazón, para defender lo nuestro.
Hablamos el lenguaje de una comunidad humana que exige reconocimiento a nuestras particularidades, modelos y maneras de vivir, nuestros credos y creencias, acordes con nuestra propia historia, tradición, y esperanzas que debemos hacer victoriosas, porque la vida está hecha de empeños, afanes y búsquedas y exigencias, de respeto de cada uno a todos, y de todos, a cada uno.
Es hora de acercar el derecho de los pueblos a una Organización de Naciones Unidas que nos represente a todos, y que no se someta a los designios de ninguna potencia imperialista.
Es hora de hacer valer el mundo de diálogo y paz, de justicia y solidaridad, de hermandad y buena voluntad, genuinas, verdaderas, encontrándonos desde nuestras diferencias, y enriqueciendo nuestros consensos.
Es hora de hacer valer nuestras múltiples voces, nuestros reclamos, nuestras causas, que no pueden seguir siendo ignorados, o sepultados bajo cúmulos y montañas de egolatría e indiferencia.
Es hora de trascender el egoísmo que asesina, que mata a millones de seres humanos en el mundo, sometidos a la crueldad de la pobreza, y la pobreza extrema, por los bárbaros instintos de las fieras, las potencias, que buscan continuar y hasta perpetuar su dominio a expensas del hambre, la insalubridad, la destrucción climática, la ignorancia, la guerra, y todas las oscuranas derivadas del odio.
Es hora de seguir rechazando los bloqueos criminales… Las agresiones, llamadas sanciones, ilegales, arbitrarias, ilícitas, que ponen en mayor evidencia la perversión de un sistema y un modelo, imperialista y capitalista, que sigue y pretende continuar “castigando” y desangrando al mundo, a vista y dócil paciencia de los organismos que deberían defenderlo.
Es hora de decir basta a la falta de sentido común, de compasión, de espiritualidad… Al pavoroso y absoluto menosprecio de la condición y el alma humanos. Es hora de decir basta ya, y de rebelarnos y seguirnos rebelando contra la innata maldad del capitalismo, que ahoga a las mayorías y enriquece brutalmente a unos cuantos.
Es hora de decir basta al Imperialismo hipócrita que politiza, falsifica y denigra los derechos humanos que todos los días ellos mismos violentan y niegan. El Imperialismo y sus acciones coercitivas, anti-Vida, en todas las esferas, que por sí y para sí, son contrarios, al derecho internacional.
Es hora de frenar, con el concurso de todos, las invasiones, agresiones, ocupaciones, de tantos territorios que están hechos para la gloria de Dios, en términos del derecho a la vida segura, armoniosa, con derechos, con trabajo digno, alimentos y medios sostenibles y sustentables, para hacer valer el bienestar y la alegría que merecemos.
Es hora de denunciar y acabar con los pecados capitales que fundamentan la intervención e injerencia en los asuntos internos y propios de cada país. Y es hora de hacer valer la libertad de ser nosotros, y no los otros que quieren, que insisten, que guerrean, para desplazarnos y seguirnos ocupando, y saqueando nuestras riquezas culturales y naturales.
Es hora de hacer valer el principio de “igualdad soberana de los estados” en todos los organismos y foros internacionales, a fin de que ese mundo multipolar y no alineado que tanto hemos buscado, sea realidad, se fortalezca, crezca y nos incluya a todos.
¡Es hora de asegurar que las cartas de Naciones Unidas, y tantos organismos que deberían reunirnos, sean válidos para todos y respeten los derechos de todos…! ¡Es y debe ser la hora de los pueblos!
Los países que hemos vivido bajo todos los fuegos de la codicia, la avaricia, el egoísmo, la vanidad de vanidades y la persecución del dominio absoluto sobre un mundo que no les pertenece, debemos fortalecer y consolidar nuestras identidades y consensos, defendiendo unidos la cultura, la justicia –que es respeto y paz– en todos los espacios correspondientes.
Nuestro abrazo solidario y comprometido con la digna y brava Venezuela; con la heroica Cuba; con las históricas y nobles batallas del pueblo palestino; con la revolución islámica de las familias iraníes; con la continua y gran batalla de la Federación de Rusia contra el fascismo y por seguridad, integridad y paz que seguirá, no lo dudamos, cosechando victorias.
Nuestro abrazo solidario a la admirable resistencia y desarrollo justo de la República Popular China, que genera tanta incomodidad, inquietud y envidias a los enemigos del bien común.
Es hora de seguir unidos con Siria, la República Árabe Saharaui Democrática, Bielorrusia, los pueblos del Asia, África y Nuestramérica caribeña, librando todas las magníficas, colosales, batallas que estamos seguros resultarán en el más sublime y supremo triunfo de todos los tiempos: ¡otro mundo que es ya indispensable e impostergable!
En Nicaragua, hermanas y hermanos, ¡hay Patria, y porque hay Patria, hay paz!
En nombre de nuestros generales de hombres y mujeres libres Augusto Sandino y Benjamín Zeledón, héroes nacionales y héroes del antiimperialismo que llena nuestros corazones de fuerza para luchar y seguir venciendo. En nombre de nuestro infinito padre de metáforas, sueños y realidades mundanas y celestiales, nuestro maestro mágico, el gran Rubén Darío, nos saludamos y convocamos todos a seguir luchando por la justicia, la paz y los derechos irrenunciables de nuestros pueblos, en vida, salud, fuerza, esperanza y fé de porvenir.
Un mundo mejor, multipolar, justo, ético, espiritual y materialmente, se está generando ya, y aquí estamos para seguirlo creando, y para defenderlo.
La soberanía de un pueblo no se discute, ¡se defiende con amor y sagradas llamaradas de celestes esperanzas!
Muchas gracias
Managua, Nicaragua, 26 de septiembre de 2022