El 21 de septiembre de 1956 Rigoberto López Pérez con 26 años de edad, estuvo con su mama, la señora Soledad López, leyéndole poemas sobre su gran a amor a Nicaragua, para luego dirigirse al sitio donde Empezaría el Principio del Fin de la Dictadura Somocista.
La Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de la Republica de Nicaragua mediante Decreto Ejecutivo N°. 825, aprobado el 21 de septiembre de 1981 y publicado en La Gaceta, Diario Oficial N°. 218 del 28 de septiembre del mismo año, otorga el título de Héroe Nacional a Rigoberto López Pérez.
Poeta y patriota, era Rigoberto López Pérez, quien en un acto de heroísmo ajusticia al dictador Anastasio Somoza García en 1956, durante una actividad proselitista, donde el tirano buscaba una reelección más, en la ciudad de León.
En la planificación de esta acción participaron otros compañeros del poeta; Edwin Castro Rodríguez, Ausberto Narváez y Cornelio Silva, misma que había sido postergada desde días anteriores en la Hacienda San Jacinto, cuando Somoza acompañaba la celebración de las fiestas patrias en el sitio.
El Héroe Nacional deja una carta testamento a su mamá donde le expresa lo siguiente:
“San Salvador, septiembre 4 de 1956
Señora Soledad López
León, Nicaragua
Mi querida madre:
“Aunque usted nunca lo ha sabido, yo siempre he andado tomando parte en todo lo que se refiere a atacar al régimen funesto de nuestra patria y en vista de que todos los esfuerzos han sido inútiles para tratar de lograr que Nicaragua vuelva a ser (o sea por primera vez) una patria libre, sin afrenta y sin mancha, he decidido, aunque mis compañeros no querían aceptarlo, el tratar de ser yo el que inicie el principio del fin de esa tiranía. Si Dios quiere que perezca en mi intento, no quiero que se culpe a nadie absolutamente, pues todo ha sido decisión mía.
“El Doctor Gerardo Godoy, que nos conoce muy bien a todos nosotros, ha quedado encargado, lo mismo que los demás paisanos residentes en ese país, de ayudarla en todo lo que usted necesita. Como antes le había contado, hace algún tiempo tome una póliza de vida por 10 mil colones con doble indemnización, o sean C 20 mil. Gerardo dará todas las vueltas para que ese dinero le sea entregado a usted, ya que está a su nombre. Hay una salvedad en esto: Como usted sabe yo siempre he vivido en casa de la familia y quiero que de dicho dinero le sean entregado C 1,000 a la señorita Dina Andrade para que termine sus estudios, ya que posiblemente los tenga que abandonar por falta de recursos”.
“Con Miriam Andrade de Rivera, hermana de ella y comadre mía, puede usted entenderse, ya que usted deberá viajar a esta ciudad (San Salvador) en donde terminados los trámites legales, le entregaran el valor de dicha póliza. Como le dije anteriormente Gerardo y demás compañeros le darán todas las vueltas para el cobro de la mencionada póliza. Espero que tomará todas esas cosas con calma y que debe pensar que lo que yo he hecho es un deber que cualquier nicaragüense que de veras quiera a su patria debía haber llevado a cabo hace mucho tiempo. Lo mío no ha sido un sacrificio sino un deber que espero haber cumplido. Si usted toma las cosas como yo las deseo, le digo que me sentiré feliz. Así que nada de tristeza que el deber que se cumple con la patria es la mayor satisfacción que debe llevarse un hombre de bien como yo he tratado de serlo. Si toma las cosas con serenidad y con la idea absoluta de que he cumplido con mi más alto deber de nicaragüense, le estaré muy agradecido”.
“Su hijo que siempre la quiso mucho”
Rigoberto disparó su revólver calibre 38, para hacer justicia y vengar la sangre derramada del General Augusto Nicolás Calderón Sandino, así ofrenda su vida a la patria, la causa heroica indudablemente es el acto más grande y honroso de un hombre, dejando claro que no era un sacrificio, sino el deber cumplido.