Este sábado, en la T-Mobile Arena, Saúl Canelo Álvarez le puso punto final a su rivalidad con Gennady Golovkin.
El mexicano ganó la tercera pelea ante el kazajo por vía de una decisión unánime. El resultado le permitió retener sus títulos de la CMB, AMB, FIB y OMB para mantenerse como el campeón indiscutido de la división del peso supermediano de las 168 libras.
Finalmente parece que la polémica quedó atrás, Canelo dominó a Golovkin desde el principio y terminó llevándose la victoria por decisión unánime, los jueces vieron ganar a Canelo con una tarjeta de 116-112 y dos de 115-113.
Aunque en realidad la diferencia pareció ser incluso mayor a favor del mexicano, que con este triunfo se recupera de la reciente derrota frente a Dmitry Bivol en su intento por ganar el cetro en el peso Semicompleto, mientras GGG sufrió apenas la segunda derrota de su carrera.
En esta ocasión, el mexicano fue el claro vencedor, pero fue más por el pobre nivel de Golovkin que a sus 40 años se vio lento y falto de ideas, fue una sombra del temible peleador que lo llevó a tener una racha de 23 noacuts de 2008 a 2017.
Canelo por su parte, estuvo bastante lejos de ser contundente. Salió buscando el nocaut que había vaticinado, pero nunca puso en jaque a GGG. Se vio con poco impulso por primera vez en su carrera. Al final del combate, el pelirrojo reveló que se había lesionado la mano izquierda en el transcurso de las acciones.
Este cierre de la trilogía dejó mucho que desear a comparación de los dos primeros enfrentamientos entre Álvarez y Golovkin. Esos dos duelos fueron de mucha calidad, de los mejor de sus respectivos años. El choque del sábado no tuvo ningún momento sublime o emotivo.