La Independencia de Centroamérica fue un proceso emancipador por parte de los actuales países de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, los cuales, a través de la firma del Acta de Independencia de América Central el 15 de septiembre de 1821 rompen lazos con el Imperio Español.
En ese entonces la capitanía estaba conformada, por las provincias de Guatemala, Chiapas, Comayagua, San Salvador, Nicaragua y Costa Rica y la suscripción del documento trajo como consecuencia la independencia al gobierno Español. Así como la independencia de Panamá se desarrollaría unos meses después, entre el 10 y el 28 de noviembre de 1821.
A diferencia de los demás países americanos, ambos fueron procesos relativamente pacíficos. El movimiento independentista centroamericano tomó como ejemplo la independencia de los Estados Unidos y la revolución francesa, que terminó con desigualdades y privilegios, y fue influenciado por las ideas del reformismo ilustrado español y de la ilustración racionalista europea.
La independencia centroamericana tomó impulso después de la ocupación francesa de 1808 en España, que creó un caos político en la península ibérica que terminó con la formación de diferentes grupos de resistencia popular mejor conocidas como Juntas.
Estas crearon un gobierno español clandestino y promulgaron la Constitución de 1812, que tuvo un efecto directo en toda América.
El primer movimiento independentista en Centroamérica se dio en el 5 de noviembre de 1811, cuando una conspiración encabezada por los curas José Matías Delgado y Nicolás Aguilar intentó apoderarse de unas armas que existían en la casamata de San Salvador.
A este movimiento le siguieron revueltas en Nicaragua, la conjuración de Belén y otros movimientos de 1814 a 1821 y una reunión entre las mismas autoridades coloniales y una junta de notables compuesta por líderes religiosos y criollos ilustrados.
Terminando el 15 de septiembre de 1821 con el dominio español en la antigua capitanía general de Guatemala, que comprendía el actual territorio del estado de Chiapas y las repúblicas de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.
La obtención de la independencia de Centroamérica fue pacífica, a diferencia de los otros países americanos, los cuales libraron fieras batallas para lograr convertirse en Estados independientes.
Muchos fueron los factores que culminaron en la independencia de la antigua Capitanía General de Guatemala, pero los predominantes fueron: la influencia de ideas revolucionarias de la Ilustración europea, la independencia de los Estados Unidos de América y el descuido de Centroamérica por parte de España debido a los cambios socio-políticos en la misma península ibérica.
En 1808 los franceses, gobernados en ese entonces por Napoleón Bonaparte, invadieron España, destronaron al rey Fernando VII y coronaron en su lugar a José Bonaparte como José I.
El 2 de mayo de 1808, mismo día en el que se produjo el levantamiento en Madrid contra la ocupación francesa, en Guatemala, el cartaginés costarricense Pablo Alvarado, quien era pasante de estudios de medicina en la Universidad de San Carlos, hizo circular un panfleto denominado El Hispano – americano.
En él hablaba de libertad e independencia constituyéndose como el primer acto de independencia de toda la América hispana siendo encarcelado en Guatemala y recobró su libertad en marzo de 1809.
Los españoles se rebelaron en contra del invasor y se negaron a reconocer al nuevo monarca. Esto produjo un caos político en la península ibérica que terminó con la formación de diferentes grupos de resistencia popular, más conocidas como Juntas.
Estas estaban compuestas por militares, representantes del alto clero, funcionarios y profesores, todos ellos conservadores, quienes terminaron creando un gobierno español clandestino.
Durante esta crisis, la Junta Central Suprema, que se creó tras la derrota francesa en la Batalla de Bailén, ordenó mediante decreto del 22 de mayo de 1809 la celebración de Cortes extraordinarias y constituyentes.
Las Cortes, previstas para 1810, por el avance napoleónico, tuvieron que reunirse primero en San Fernando, entonces Isla de León, y después en Cádiz.
El 24 de septiembre de 1810 se celebró la primera sesión de las Cortes Extraordinarias y Constituyentes en la ciudad de San Fernando siendo en esta localidad donde se promulgaron los decretos relativos a la Soberanía Nacional, la división de poderes, la igualdad, la legalidad y la libertad de imprenta.
Todo ello sentó las bases del Estado democrático y de derecho, así como el fin del Antiguo Régimen y el inicio de un nuevo tiempo para los españoles de los ambos hemisferios, la Península y las colonias en América.
La tarea de las Cortes de Cádiz fue crear un cuerpo legislativo, de carácter liberal sobre el que establecer un nuevo orden social que acabara con la sociedad estamental que había caracterizado a España hasta entonces.
El producto de esta labor fue la Constitución de 1812. Todos estos movimientos socio-políticos en la península fueron bien recibidos por los criollos y resistidos por la oligarquía centroamericana.
Antes ya había tenido su repercusión en el istmo centroamericano la independencia de los Estados Unidos de América a través de La carta de Filadelfia, del 4 de julio de 1776.
En ella se estipula que los gobiernos tenían la obligación de garantizar la libertad, la vida y la felicidad de los habitantes; si los gobiernos no cumplían esta obligación, las personas podían cambiarlas.
Estas ideas resonaron en las mentes de los criollos, quienes experimentaban el menosprecio por parte de los peninsulares y estos se reservaban los mejores empleos, los altos cargos públicos, militares y religiosos.
En 1820 el rey de España Fernando VII se vio forzado a restablecer la constitución de 1812, con lo que nuevamente se implementó en Centroamérica la libertad de prensa. En ese mismo año el doctor Pedro Molina Mazariegos comenzó a publicar el Editor Constitucional, periódico en cual criticó al gobierno de la colonia, defendió los derechos de los criollos centroamericanos y se promovió la independencia.
Centroamérica experimentó una agitación social de niveles intolerables y esta situación obligó a la diputación provincial a solicitar a Gainza una reunión para discutir el difícil tema de la independencia.
Gainza entonces, atendiendo este llamado, reunió una junta de notables compuesta por el señor arzobispo, diputados, jefes militares, los prelados de las órdenes religiosas, y empleados de hacienda. En aquella memorable reunión presidida por el mismo Gainza, los presentes externaron con libertad su opinión.
El señor José Cecilio del Valle tomó la palabra y en un largo discurso demostró la necesidad y la justicia de la independencia, pero manifestando que, para proclamarla primero debía oírse el voto de la Provincias.
Sin embargo, el pueblo que asistía a tan importante acto pidió a voces la independencia, y esta fue proclamada el 15 de septiembre de 1821. Valle redactó aquel memorable documento, así mismo también redactó el Manifiesto que publicó el Capitán General Gainza sobre el gran suceso de la independencia.
En el Acta de la Independencia se fijaron las bases de un nuevo régimen: se determinó que se eligiesen por las Provincias, Representantes para formar el Congreso de la nación, al que debía corresponder la fijación de la forma de gobierno y la formación de la constitución.
También se determinó «que la elección de Representantes se hiciese por las mismas juntas electorales que había elegido diputados a las cortes de España, observándose las leyes anteriores para el procedimiento de la elección: que las provincias eligiesen Representantes sobre la base de un Diputado por cada quince mil habitantes.
Que el congreso Constituyente se reuniese el 1 de marzo de 1822 y que hasta su reunión no se hiciese alteración alguna en la observación de las leyes españolas, ni con respecto a los tribunales y funcionarios existentes.
Además se estableció que se conservase la religión católica en toda su integridad y pureza; y que mientras el país se constituía, el jefe Gabino Gainza continuase con el gobierno superior, político y militar, obrando de acuerdo con una Junta Provisional Consultiva.
Ese mismo día el Jefe político Gabino Gainza emitió un manifiesto para toda la población de la Capitanía General de Guatemala luego de haberse firmado el Acta de Independencia y que acompañó en la notificación a las demás provincias del reino.