El Diario Nica

166 aniversario de la Batalla de San Jacinto

En septiembre de 2012, la Asamblea Nacional los reconoció como Héroes Nacionales, por su creatividad militar que propiciaron la victoria.

El 14 de septiembre de 1856 se celebra el día de la Batalla de San Jacinto, que se desarrolló durante la guerra nacional de Nicaragua, el cual tenía como misión combatir a los filibusteros invasores de William Walker, comandados por Byron Cole.

El 11 llegó una división de 60 indios flecheros al mando del mayor Francisco Sacasa, el 13 Estrada recibió las municiones que disponía, la presencia de los patriotas en San Jacinto era un serio inconveniente para el abasto de víveres de los filibusteros y el estado de los caminos hacia a éstos, era imposible enviar artillería a la hacienda.

Los patriotas que habían hecho trincheras para defender la casa y los corrales de madera, se dividieron en tres frentes o compañías ligeras, con 50 soldados, el Coronel José Dolores Estrada dirigía y unificaba operaciones desde los corredores norte, sur y oriente de la casa con la ayuda del Teniente Coronel Patricio Centeno.

El retén o centinela, Faustino Salmerón, puesto por Estrada dio ordenes inmediatas a la tropa para que se instalaran en sus tres puntos de defensa, os filibusteros, auxiliados por la neblina espesa, se acercaron hasta pocos metros, con orden de no disparar, hasta estar a boca de jarro, por coincidencia los soldados nicaragüenses habían recibido la misma orden, así que la primera descarga del primer encuentro fue tremendamente mortífera.

Durante dos horas los filibusteros trataron de asaltar los tres frentes siendo rechazados, entonces los filibusteros comprendieron que tanto los corrales de piedra como la casa hacienda eran invencibles de frente.

Se retiraron momentáneamente, acordaron el plan de ataque y al grito de” ¡Hurra Walker!”, lanzaron todo el peso de las tres columnas sobre el costado izquierdo que era el más débil, la primera descarga patriótica los rechaza y caen muchos invasores muertos, pero cae también el capitán Sacasa y el oficial Bolaños.

Durante la batalla se destacó el sargento primero Andrés Castro Estrada, al derribar de una pedrada mortal a un filibustero dentro del corral de madera, ​durante el combate este empleó su ingenio y como truco militar le ordenó al capitán Liberato Cisne, al teniente José Sierro, al subteniente Juan Fonseca, junto con sus escuadras integradas por 17 soldados atacar la retaguardia de los filibusteros, al atacar a estos dispararon sus fusiles, cargaron la bayoneta, provocaron la estampida de sus caballos, los cuales bajaron desde el cerro cercano en tropel, arreados hacia la retaguardia de los filibusteros por el teniente coronel Patricio Centeno y un oficial de apellido Flores.

La lucha era tan violenta y a falta de municiones, muchos siguieron el ejemplo de Andrés Castro Estrada, quien derribó a un filibustero de una hábil pedrada, pero la situación era crítica para los patriotas.

Creyendo que llegaban refuerzos, los filibusteros huyeron con rumbo hacia Tipitapa, a las 11 de la mañana tras 4 horas de combate, donde explotaron el puente sobre el río Tipitapa, la iglesia colonial de esta villa fue profanada por los filibusteros al robarse los vasos sagrados.

Los resultados de la batalla de cuatro horas, se reflejaron en la parte oficial firmada por el coronel Estrada, teniendo los nicaragüenses 10 muertos, 7 heridos y el ejército filibustero tuvo 27 muertos, 20 bestias capturadas, 25 pistolas, 32 rifles Sharp y Minié, 47 paradas, chamarras y sombreros.

Luego de la batalla las tropas nicaragüenses fueron aumentando y en honor a esta victoria se creó el Batallón San Jacinto.

Los restos de estos valerosos combatientes, que fueron armados con municiones básicos, fueron exhumados y puestos en el reposo eterno en un lugar de la Hacienda San Jacinto, hoy casa museo.

Se dice que este combate es la única batalla en el mundo que se ha ganado por el uso de una estampida de caballos, pues el ataque a retaguardia ordenado por Estrada causó un tropel de potros que provocó la huida de los filibusteros al creer que llegaban refuerzos para los nicaragüenses. ​