En Nicaragua cada 3 de septiembre se celebra el Día Nacional del Campesino, en honor al agricultor, promotor y dirigente campesino Bernardino Díaz Ochoa, quien fue asesinado por la guardia nacional en La Tronquera, Matagalpa.
En 1963, Bernardino logró fundar los sindicatos rurales y las cooperativas junto con su compañera de vida Benigna Mendiola, en zonas como Yahoska, El Ocote y Quilalí. Díaz Ochoa, fue asesinado por la Guardia Nacional en 1971 justamente por defender la reivindicación del sector campesino.
A partir de estos movimientos, el campesinado se ha definido en términos de su organización, solidaridad, cooperación y reciprocidad y desde entonces ha emprendido una lucha conjunta por mejorar constantemente sus condiciones de vida, entre esta la lucha por la tenencia de la tierra misma que fue servida por la política de la reforma agraria en 1980 y que hoy se ha convertido en el principal medio de producción, lo que ha sido defendido contra todo por este movimiento campesino.
La representatividad del campesinado nicaragüense, constituido por pequeños y medianos productores que representan un poco más del 70% de la población rural productiva, no solamente es importante por su capacidad de abastecer con alimentos a las ciudades del país, sino también por su importancia política y social.
El campesinado ha luchado en defensa de los mercados monopólicos y oligárquicos, de los grandes capitales que todo el tiempo han querido comprar su producción a precio de guate mojado.
Pese a la crisis política ocurrida en el país en abril del 2018, el sector campesino no dejó de producir, ni de abastecer los principales mercados como Guanuca en Matagalpa, el Mayoreo, El Iván, el Mercado Oriental, etc.
Las familias campesinas siempre estuvieron expuestas a la violencia, aun así, atravesaban tranques, ríos y buscaban rutas alternas por las montañas para abastecer con sus alimentos a toda la población nicaragüense.
El 80% de la producción de alimentos a nivel nacional, está en manos de estos productores, también se debe incluir la producción de oxígeno a partir del mantenimiento de áreas extensas de bosques. El sector campesino junto a otros sectores, como los artesanos, aportan el 50% del producto interno bruto.
El sector campesino ha desempeñado un papel clave en las reivindicaciones sociales, la garantía de granos básicos para la población más pobre durante la crisis de abril, fue posible gracias a este sector, que pese a la convulsión política y social no dejó de cultivar ni de producir en sus parcelas.