La especialidad de este sitio es que los artesanos son jóvenes con discapacidad visual y auditiva.
En la ciudad de Granada se encuentra el centro social Tío Antonio, un espacio que engloba 3 rubros, café de las sonrisas, hamacas y casa de las alcancías, que se fundó desde hace 18 años y es un símbolo claro de la inclusividad.
Este centro emprendió con tres jóvenes sordos y 1 ciego, con quienes iniciaron la elaboración de las hamacas, únicamente basados en los conceptos básicos encontrados en páginas de internet y a pesar de que al inicio el resultado no fue el esperado, las ansias de seguir adelante los empujó hasta alcanzar la calidad.
Antonio Prieto, propietario, comentó “el taller de hamacas nace de una necesidad, que las personas con discapacidad o en exclusión de riesgo social pudieran encontrar un trabajo, hace 18 años, la Nicaragua que yo me encontré era muy diferente a la que tenemos ahora, donde una persona con discapacidad tiene las herramientas y mecanismos para poder funcionar, pero en aquel entonces era casi imposible”.
Una de las cosas llamativas de este sitio, es que la gente pasa y les interesa conocer el proceso, cuando ven a un turista lo invitan, les ofrecen una aguja, le enseñan a tejer, se toman fotos y se van contentos.
El propietario, explicó “Empezamos a trabajar hasta hacer el taller, actualmente tenemos meses en los que elaboramos hasta 200 hamacas, lo importante es que contamos con logística, capacidad para asumir pedidos grandes. Aquí tenemos artesanos y personas con diferentes discapacidades ya sea intelectual, motora, visual y auditiva”.
Asimismo, los artesanos están trabajando en macramé para la decoración de interiores y festividades, lo que ha alcanzado una alta demanda que en su momento ha generado mayores fuentes de empleo.
En el centro social Tío Antonio todos son bienvenidos, el calor humano y el cariño de su fundador se impregna no sólo en los artesanos, sino en los visitantes que al ingresar al sitio, logran apreciar en las paredes el abecedario para sordos o lenguaje de señas, que permite crear una interacción fácil.
Rodolfo Sánchez, es un joven sordo, que desde hace varios años es parte de este colectivo de artesanos que, con su talento, ha logrado ganarse el respeto y admiración de sus compañeros.
“Soy una persona sordomuda y me siento bien de trabajar acá, los extranjeros se sorprenden al ver este lugar donde hay personas con discapacidad, donde contamos con lenguaje de señas en las paredes, mesas y les gusta, siempre tratamos de comunicarnos con ellos a través de las señas hasta lograr entablar una conversación mientras disfrutan de un café”, expresó Sánchez.
Desde hace 5 meses cuentan con un taller de alcancías, elaboradas a base de yeso, las que se han venido posicionando como una alternativa muy entretenida para los niños.
Actualmente las alcancías se venden en el establecimiento y las distribuyen en mercados de Estelí, Matagalpa, Jinotega, su costo es de 95 córdobas y próximamente estiman comercializarlas en librerías de todo el país.
El objetivo de este centro, es integrar a personas con discapacidad en esta labor y que cada vez sean más las personas las que se sumen a este proyecto.