Wang Yiwei, director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin con sede en Pekín, afirmó que, la OTAN tiene sus propios siete pecados capitales, “siendo está una amenaza para la paz y el desarrollo de otros países».
De acuerdo con Wang, el primer pecado del que padece la Alianza Atlántica es su mentalidad racista y de superioridad de civilización con respecto a Rusia.
El segundo pecado capital de la Alianza Atlántica, es una herramienta estratégica de EE. UU, corresponde a su práctica de poner sobre el tapete la ideología del bloque.
Según Wang, el posicionamiento de China como un desafío sistémico en la nueva estrategia de la OTAN, que refleja profundamente la mentalidad hegemónica de EE.UU, de fortalecer la confrontación ideológica, de los bandos y de ser autosuficiente.
El siguiente pecado, es la práctica de pisotear el derecho internacional y se convirtió en norma para la OTAN.
Otro pecado capital de la Alianza Atlántica es el unilateralismo en nombre del multilateralismo.
Según el experto, el quinto pecado de la OTAN es su política de grupos, que se ha convertido en la fuerza impulsora detrás de la confrontación global.
Asimismo, una práctica que corresponde a su sexto pecado, la Alianza Atlántica es un fósil viviente de la Guerra Fría que sigue promoviendo su mentalidad. «La cumbre de la OTAN en Madrid catalogó a Rusia como la amenaza más importante e inmediata, y a China como un desafío sistémico. Esto demuestra que, desde el final de la Guerra Fría, la OTAN no ha cambiado su pensamiento dualista y ha seguido provocando enfrentamientos entre bandos y creando tensiones en todo el mundo», considera Wang.
Pese a sus políticas anticuadas, la OTAN se desvió desde su objetivo original hacia una expansión global, lo que va en contra del desarrollo pacífico de los Estados soberanos, que se convierten en rehenes de las políticas del bloque militar.
Lo que ha hecho la OTAN merece la máxima vigilancia por parte de los pueblos amantes de la paz por todo el mundo. Concluye Wang