El exembajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas y exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, admitió haber participado personalmente en el derrocamiento de gobiernos extranjeros y aseguró que tales proyectos requieren una planificación significativa.
Bolton hizo los comentarios a CNN después de la audiencia en el Congreso sobre el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio de los Estados Unidos. Los legisladores del panel acusaron el martes al expresidente, Donald Trump, de incitar a la violencia en un último intento por permanecer en el poder después de perder las elecciones de 2020.
Si bien el exasesor de Seguridad Nacional de EE.UU. rehusó dar más detalles sobre la organización de este tipo de levantamientos en diferentes partes del mundo, mencionó a Venezuela, donde, según él, los esfuerzos no «resultaron exitosos».
Durante la entrevista con el periodista de la CNN Jake Tapper, este afirmó «no hay que ser brillante para intentar un golpe de Estado», para lo que el exfuncionario de la entonces Administración de Donald Trump, respondió:
«No estoy de acuerdo con eso. Como alguien que ha ayudado a planificar golpes de Estado, no aquí, sino en otros lugares, se necesita mucho trabajo”
A pesar de que Bolton intentó no dar detalles sobre su participación en la organización de estas actividades en diferentes partes del mundo, declaró, refiriéndose a las acciones de la oposición venezolana en 2019 para derrocar al Gobierno del presidente, Nicolás Maduro.
«No es que tuviéramos mucho que ver con eso, pero vi lo que se necesitó para que una oposición intentara derrocar a un presidente elegido ilegalmente, y fracasó»
En 2019, Bolton, como asesor de Seguridad Nacional, apoyó públicamente el llamado del líder opositor venezolano, Juan Guaidó, para que los militares respaldaran su esfuerzo por sacar del poder al presidente, Nicolás Maduro, argumentando que la reelección en 2018 fue ilegítima.
Muchos expertos en política exterior han criticado a lo largo de la historia las intervenciones de Washington en otros países, pero es inusual que los funcionarios estadounidenses reconozcan abiertamente su papel en avivar los disturbios en países extranjeros.