El enorme aumento en los precios de ese recurso ha sumido a la economía más grande de Europa en su peor crisis energética desde la crisis del precio del petróleo de 1973.
Alemania está tomando medidas para hacer frente a la crisis del suministro de gas proveniente de Rusia.
Algunas de estas son racionalizar el agua caliente, atenuar las luces de las calles y reducir la temperatura de las piscinas al aire libre, a medida que su impacto empieza a notarse en empresas y hogares de todo el país, informó este viernes Financial Times.
El medio británico señala que un enorme aumento en los precios de ese recurso, generado por la reducción drástica de los suministros rusos a Berlín, ha sumido a Alemania —la economía más grande de Europa— en su peor crisis energética desde la crisis del precio del petróleo de 1973.
Asimismo, indica que los importadores de gas y las empresas de servicios públicos alemanes «están luchando por sobrevivir» mientras las facturas de los consumidores se disparan, al mismo tiempo que detalla que algunos funcionarios del país europeo temen que no se reanuden los suministros una vez que se terminen los trabajos de mantenimiento en el gasoducto Nord Stream, previstos entre el 11 y el 21 de julio.
Helmut Dedy, director de la Asociación Alemana de Pueblos y Ciudades, afirmó que «toda la sociedad» debe reducir su consumo de energía con el objetivo de ahorrar en verano y poder tener los pisos calientes en invierno.
Por ejemplo, ha propuesto apagar las luces de los semáforos por la noche, dejar de iluminar los edificios históricos y cortar el agua caliente en los edificios municipales y polideportivos. «La situación es muy grave,Vamos a tener que salir de nuestra zona de confort«. Confirmó Helmut Dedy.
El Financial Times señaló que no está claro hasta qué punto estas medidas suavizarán el impacto de las facturas de calefacción más altas porque se prevé que el conflicto en Ucrania provoque una subida de los precios de la energía entre un 71 y un 200 %, lo que supondría un coste anual adicional que oscile entre los 1.000 y los 2.700 euros para un hogar de una persona, en comparación con los niveles de 2021.