El número de armas en manos de particulares sobrepasó a las de los órganos públicos.
El Sistema Nacional de Armas (Sinarm) de la Policía Federal indica que, de las 1.490.323 armas de fuego con registro activo en 2021, solo 384.685 estaban vinculadas a organismos público.
Antes de que Bolsonaro asumiese el poder en 2018, el número de registros de lo que se conoce como CAC (coleccionistas, tiradores deportivos y cazadores) era de 117.500, en la actualidad el número de personas con certificado de registro de armas de fuego creció un 474 %.
Es decir, 56 brasileños de cada 100.000 tenían licencias de armas. Ahora son 673.800 los registros, de cada 100.000 personas, 314 tiene autorización.
Según, los investigadores alertan del aumento descontrolado del número de armas y munición en circulación, así como de las consecuencias que esto puede suponer en el desvío de armas para el crimen, sobrepasando el número de armas en manos de particulares a las de los órganos públicos, el problema es que cerca de un tercio de ellas, 1.5 millones están en situaciones irregular con su registro vencido.
Asimismo, para los especialistas, esos números son consecuencia de la política armamentística de Bolsonaro, quien ha firmado ya más de 30 resoluciones destinadas a facilitar la adquisición o porte de armas. Sin embargo, muchas han sido bloqueadas después por la justicia brasileña.